martes, 3 de enero de 2012

Ordenadores en las aulas.

Los debates pedagógicos son casi infinitos, pero hay uno que ya está cerrado: el de introducir o no las nuevas tecnologías en las aulas. Existe el consenso internacional de que deben estar presentes y la gran mayoría de los países desarrollados llevan tiempo incorporando ordenadores y pizarras digitales a los centros escolares. Lo que ahora está en cuestión es cómo usarlos. Porque las tecnologías por sí solas son solo una ayuda. El reto que se plantea la mayoría de los expertos es cambiar las metodologías y los currículos.




La apuesta decidida por las tecnologías en las aulas en España se llama Escuela 2.0. Fue anunciada por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en mayo de 2009 y se proponía distribuir más de un millón y medio de ordenadores portátiles entre alumnos, más de 80.000 equipos para los profesores, la creación de otras tantas aulas digitales (con acceso a Internet y pizarras electrónicas) y la puesta a disposición de los docentes de un amplio catálogo de programas informáticos para usar estos avances.

En cifras, se ha recorrido algo más de un tercio del camino, pero todavía queda mucho para conseguir lo que pregona Antonio Pérez Sanz, uno de los impulsores del programa desde la dirección del Instituto de Tecnologías Educativas: "Hay que modificar el papel del profesor. Debe dejar de ser un orador o instructor que domina los conocimientos para convertirse en un asesor, orientador, facilitador del proceso de enseñanza aprendizaje y mediador entre los alumnos y la realidad utilizando las tecnologías".

Para llegar a este objetivo hay que dar dos pasos indispensables: la introducción de la tecnología y la formación del profesorado. Aunque es uno de los ejes del programa Escuela 2.0, la instrucción que reciben los docentes es muy deficiente, según explica Julio Díaz Escolante, del sindicato independiente Anpe. "La formación no se ha abordado en condiciones en ninguna comunidad", comenta. "Se está dotando de muchos medios a los centros y no se les saca rendimiento. Los alumnos están muchas veces más formados que sus maestros", añade.

El uso que se hace de las computadoras en España es muy heterogéneo
La falta de formación, que se limita a unas pocas horas, provoca que haya una enorme heterogeneidad entre el aprovechamiento de la tecnología y que dependa sobre todo de la motivación de los profesores y de sus conocimientos previos o adquiridos ad hoc. Además, la mera formación teórica sobre informática no es suficiente.

En opinión de Pere Marquès, director del grupo de investigación de Didáctica y Multimedia de la Universidad Autónoma de Barcelona, tan importante como esta formación y la propia tecnología lo es un tercer eje: "Darle al docente motivos para usarla". Según dice, hay muchos. "Uno es un fracaso escolar que no baja desde hace años. Probemos estas nuevas herramientas, a lo mejor pueden solucionar el problema. Otro, igual de importante, es que la sociedad de hoy es distinta a la de hace 30 años. Siempre estamos conectados a Internet. Lo que hoy requieren los ciudadanos no es memorizar todo aquello que pueda ser necesario, sino saber encontrarlo. Lo que hace falta es enseñar a resolver problemas lo más rápidamente posible", argumenta Marqués. La introducción de la tecnología en las aulas es un paso importante, pero insuficiente, desde su punto de vista. "Habría también que cambiar los objetivos y los métodos", subraya.

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